Le saluda su hijo mayor de ocho años. Mamá ¿qué te pasa que estás tan contenta?
La madre, dispuesta a dar una pequeña lección a su hijo, le dice la verdad:
- es que vengo de confesarme, y cuando uno se confiesa está mucho más contento...
El niño se queda pensativo, quizá cavilando acerca de los últimos días en que mamá había estado especialmente nerviosa.
Así rompe el silencio:
- Mamá y si es tan bueno confesarse...¿por qué no te confiesas todos los días?
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Los niños se dan cuenta de todo, primero pregunta por la causa de la alegría de su madre y no satisfecho de su investigación intenta resolver el problema que le afecta mas directamente, conseguir la serenidad, la tranquilidad de su madre.
ResponderEliminarEl Sacramento de la Confesión verdaderamente tranquiliza la conciencia porque nos da la seguridad del perdón de Dios. Los que no quieren confesarse, por muy arrepentidos que estén, nunca tienen la seguridad de que Dios les perdone.
Es el sacramento de la alegría del perdón.Es muy importante que el sacerdote haga amable el sacramento.
ResponderEliminarA mi me es dificil, luego me alegro, pero, de entrada, es dificil
ResponderEliminarHoy he ido a confesar a una religiosa que está malita. Al entrar en su habitación hemos mantenido el siguiente diálogo:
ResponderEliminar-No quiero confesarme con usted.
-¿Por qué, hermana?
-Porque es usted muy feo.