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Campeona olimpica
Pocos gestos mas elocuentes hemos visto en los últimos JJOO. Descontando unos garabatos que parecían santigüarse y algunas miradas al cielo a modo de oración, la liturgia olímpica se caracteriza por su horizontalidad.
La organización escrupulosamente perfecta nos ha informado de todos los detalles, como el desasosiego del joven jamaicano por no poder llevarse el testigo como recuerdo.
Una cosa está clara, el premio es el resultado de muchas horas de entrenamiento, y aunque sólo los mejores consiguen medalla, el esfuerzo es la mejor satisfacción.
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