Algunos protestantes no entienden que los católicos podamos comer la Carne y beber la Sangre nuestro Señor Jesucristo sin ser caníbales. Los católicos, por el contrario, damos muchas gracias a Dios por el milagro de la transustanciación por la que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo, conservando sus accidentes propios: olor, color, sabor.
Sería asqueroso tener que comer un trocito de carne cruda, aunque sea pequeño, y beber sangre humana, todavía calentita para evitar su coagulación. Así lo entendieron también los de Cafarnaun. Dura es esta doctrina, decían los judíos; pero Dios tiene todo previsto, sabe lo que va a hacer aunque en ese momento no nos lo dice. Nos pide fe en su palabra, prefiere que se marchen y espera que junto a Pedro le digamos: “Solo Tu tienes palabras de vida eterna”
sic.
Hace 3 horas
Es el Misterium fidei.
ResponderEliminarMuchas gracias Nicolás. Seguro que es como dices.
ResponderEliminarEl Cuerpo y la Sangre del Señor el mejor alimento para mi alma.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog. ¡Se necesitan ahora muchas buenas ideas!
ResponderEliminarMuy buena entrada! Un saludo.
ResponderEliminar¡Toma ya! ¡Eucaristía! Si yo hablara de eucaristía en mi blog metería la frase más genial que alguien le ha dicho a Jesús nunca: "quédate con nosotros porque atardece".
ResponderEliminar¡Animo, habla! Te escucharemos con mucho gusto.
ResponderEliminarEstarás de acuerdo con mi última Entrada, tu que tienes vena poética, seguro que puedes decir algo.
"Nunca es tarde para decir y mejor por escrito".