En mi opinión, estos planteamientos no son de recibo. Ni es obligatorio votar al partido que se dice mas católico, ni se puede dejar de votar al PP porque no diga que va a quitar la ley del aborto, como si fuera la única ley que hay que cambiar o quitar.
M. Gil y E. Morales señalan en LA GACETA que hay 20 leyes a cambiar o quitar, entre las que se encuentra la ley del aborto. Pero las leyes no se cambian fácilmente, y menos en el momento actual, después de tantos años. Y aunque sobre esto ya he publicado algo, no tengo mas remedio que seguir insistiendo.
Para cambiar las leyes hace falta que un partido pueda sacar mayoría absoluta, evitando votar a partidos minoritarios que no pueden hacer nada; y después de votarlo necesita también nuestro apoyo, porque hay mucha gente que no está dispuesta que le quiten sus derechos: derecho a abortar, derecho al matrimonio de homosexuales, derecho a cambiar la historia, etc.
El problema, por tanto, no se limita a las municipales y a las autonómicas, cuya influencia es muy limitada; pero llega a ser grave en las generales y europeas. Todavía hay directrices de la UE contra la vida, contra la familia, contra la libertad de los padres a educar a sus hijos, etc. Si bien es cierto que algunos organismos de la UE han dado pareceres razonables en estos temas, pero esto no es suficiente, todavía debemos mejorar bastante.
Sobretodo me preocupan los mas de 10 millones de españoles que no votan o que votan sin mirar a quien. Gracias a ellos tenemos a ZP y su interpretación laicista de la vida.
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