jueves, 30 de diciembre de 2010

Abogado del Estado




Entre los argumentos esgrimidos por el Abogado del Estado en sus alegaciones ante el Tribunal Constitucional frente al recurso de unos padres objetores a Educación para la Ciudadanía, algunos resultan al menos curiosas. Me atrevo a criticarlos con todos mis respetos.
«La concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo». Falso. Los filósofos griegos explican la democracia basándose en una filosofía realista. La democracia basada en el relativismo termina en dictadura. Por ejemplo el marxismo y el nacional socialismo.
«Hoy la objeción recae sobre Educación para la Ciudadanía. Mañana podría objetarse la asignatura Ciencias de la Naturaleza, porque se explica en ella la teoría de la evolución, incompatible con la letra del relato bíblico de la Creación». Evidente, si una ley ministerial pretende colocar la asignatura de Ciencias de la Naturaleza, en la que so capa de explicar la teoría de la evolución contradice el relato bíblico de la Creación, habrá que corregirla. Porque la evolución bien entendida no contradice el relato bíblico, pues tanto la teoría como el relato explican lo mismo de distinta manera. Además la ley de educación debe respetar la libertad de los centros para elegir contenidos y no imponer unos contenidos que además contradicen la opinión de la mayoría de los premios Nobel.
«El principio pluralista de un Estado democrático exige ciudadanos capaces de juicios morales autónomos». Error. El Estado democrático debe respetar la libertad de los ciudadanos y estos, a su vez, tienen la obligación de formar sus juicios morales de acuerdo con las leyes. La pretendida autonomía de los juicios morales conduce al caos y a la anarquía. Una vez mas la ideología relativista confunde la libertad de la conciencia con la libertad de las conciencias, como si no hubiera leyes.
De la Constitución no se desprende que «la educación o las virtudes cívicas deba considerarse monopolio de los padres». La educación en las virtudes cívicas y no cívicas no es monopolio de nadie, tampoco del Estado; pero los padres son los primeros educadores, es decir, tienen prioridad en la educación de sus hijos. Si los padres viven las virtudes cívicas pueden enseñar a sus hijos, pero si no las viven, difícilmente los maestros podrán enseñarlas.

1 comentario:

  1. Cierto. La verdad, lejos de suponer una cadena, es la base de la libertad. La existencia de una verdad es lo que da al hombre la seguridad que le permite ser realmente libre.
    Suponemos que alguien me pregunta cómo llegar a determinado sitio. ¿Sería muy democrático decirle: ¨te doy entera libertad, ve por el camino que te resulte más agradable, no quiero condicionarte¨?
    Sería una estupidez, más bien. El camino es uno. Se lo puedo mostrar y ello le dará una base para después, en uso de su libertad, tomar ese camino o marcharse por otro que le es más placentero pero que no le lleva al lugar a donde se propone ir. También puedo elegir no indicárselo, o confundirle con caminos errados o diciéndole que elija el que se le antoje. Pero en ese otro caso no habré contribuido en nada a su libertad.

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