viernes, 22 de febrero de 2013

El año de la fe



Copio el primer párrafo del comentario de D. Jesús Ortiz en Religión Confidencial sobre la renuncia del Papa.
"En cada pontificado los creyentes comprobamos que la Iglesia vive impulsada por Dios que elige a las personas e instrumentos más adecuados en cada tiempo. Pensemos en Juan XXIII al convocar audazmente la renovación mediante el concilio Vaticano II a fin de curar también las infecciones doctrinales y morales; en Pablo VI para comenzar a ponerlo en práctica contra viento y marea asegurando la fe de los fieles; en Juan Pablo II y su compromiso por vivir en plenitud las reformas del Concilio, impulsar un gran crecimiento de las vocaciones y presentar una imagen de la Iglesia más real y atrayente para los más jóvenes. Y ahora Benedicto XVI ha ofrecido la Palabra de Dios como alimento definitivo en la vida  diaria de los creyentes, dando a la vez golpes de timón o gestos significativos en la liturgia,  en la curia romana para agilizarla; en hacer más transparente la comunicación institucional o en sanear las complejas finanzas del Vaticano. Aunque, eso sí, gastando su salud física y psíquica machacadas por los casos de pederastia, de filtración de documentos reservados, o por la tergiversación mediática de algunos de sus mensajes. La purificación de Benedicto XVI ha significado también la purificación de la Iglesia que ahora muestra un rostro más limpio".
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