Moisés, Juan el Bautista, San Pablo. El Papa Francisco centró su homilía
de la misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta, en estos tres
personajes, destacando que ninguno de ellos se salvó de la angustia,
pero el Señor no los abandonó. Pensando en los muchos sacerdotes y
monjas que viven en hogares de ancianos, el Papa ha invitado a los
fieles a visitarlos porque, aseguró, son verdaderos “santuarios de
santidad y de apostolicidad”.
El comienzo de la vida apostólica y el
ocaso del apóstol Pablo. Francisco se inspiró en las lecturas del día
para detenerse en estos dos extremos de la existencia del cristiano. Al
inicio de la vida apostólica, observó, comentando el Evangelio de hoy,
los discípulos eran “jóvenes” y “fuertes” y también los “demonios iban
por delante” para “la predicación”. La primera lectura, agregó, nos
muestra a San Pablo al final de su vida. “Es el ocaso del Apóstol”:
“El
apóstol tiene un comienzo alegre, entusiasta, entusiasta con Dios
dentro, ¿no? Pero tampoco le fue ahorrado el ocaso. Y me hace bien
pensar en el ocaso del Apóstol... Se me ocurren tres iconos: Moisés,
Juan el Bautista y Pablo. Moisés es aquel que es el jefe del pueblo de
Dios, valiente, luchando contra los enemigos y también luchando con Dios
para salvar al pueblo: ¡fuerte! Y al final está sólo sobre el Monte
Nebo, mirando a la tierra prometida, pero sin poder entrar allí. No
podía entrar en la promesa. Juan el Bautista: en los últimos tiempos no
le fueron ahorradas angustias”.
Juan el Bautista, continuó el
Pontífice, debe enfrentar también una “angustia dudosa que lo
atormentaba” y “terminó bajo el poder de un gobernante débil, borracho y
corrupto, bajo el poder de la envidia de la adúltera y del capricho de
una bailarina”. Y también el apóstol Pablo, en la primera lectura, habla
de aquellos que lo han abandonado, de quienes le han causado daño
ensañándose contra su predicación. Cuenta que nadie le ayudó en el
tribunal. Todos lo han abandonado. Pero, dice San Pablo, “El Señor
estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera
proclamado”:
“Esto es lo grande del Apóstol, quien, con su vida
hace lo que dijo Juan el Bautista: ‘Es necesario que él crezca, y yo
disminuya’. El apóstol es el que da la vida para que el Señor crezca. Y
al final este se apaga así... También Pedro con la promesa: ‘Cuando
serás viejo te llevarán a donde tú no querrás ir’. Y cuando pienso al
ocaso del Apóstol, me viene al corazón el recuerdo de esos santuarios de
la apostolicidad y santidad que son las casas de reposo de los
sacerdotes y monjas: buenos sacerdotes, buenas monjas, envejecidos, con
el peso de la soledad, esperando que venga el Señor a llamar a la puerta
de su corazón. Estos son verdaderos santuarios de la apostolicidad y
santidad que tenemos en la Iglesia. No los olvidemos, ¡eh!”
Si
observamos “más profundamente”, dijo el Papa, estos lugares “son
bellísimos”. A menudo escucho decir que “se peregrina al Santuario de
Nuestra Señora”, “de San Francisco”, “de San Benito”, “tantas
peregrinaciones”:
“Me pregunto si nosotros cristianos tenemos el
deseo de hacer una visita - ¡que será una verdadera peregrinación! - ¿a
estos santuarios de santidad y de apostolicidad, que son las casas de
reposo de los sacerdotes y monjas? Uno de ustedes me dijo hace unos
días, que cuando iba a un país de misión, iba al cementerio y veía todas
las tumbas de los antiguos misioneros, sacerdotes y monjas, sepultados
allí desde hace 50, 100, 200 años, desconocidos. Y me decía, ' pero,
todo estos puede ser canonizados, porque al final cuenta sólo la
santidad cotidiana, esta santidad de todos los días’. En los hogares de
ancianos, estas hermanas y estos sacerdotes esperan al Señor un poco
como Pablo: un poco tristes, de verdad, pero también con una cierta paz,
con el rostro alegre”.
“Hará bien a todos nosotros - concluyó
el Obispo de Roma - pensar en esta etapa de la vida que es el ocaso del
apóstol y orar al Señor: 'Cuida a los que están en el momento del
despojo final, sólo para decir una vez más ‘Sí, Señor, quiero seguirte’”
Diario. Sábado, 12 de abril de 2025
Hace 6 horas
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