sábado, 13 de noviembre de 2010

Santificar con el trabajo.

De nada serviría un trabajo perfecto, en orden a la santificación, si no lo realizamos con un motivo sobrenatural, buscando amar a Dios, y con la sana intención de ayudar a los demás. La auto satisfacción, como motivo exclusivo para trabajar, no sirve para santificar el trabajo. Son necesarios mas motivos, como sacar la familia adelante o como el que estaba en las obras de la catedral de Burgos, construyendo una Catedral.
La causa que hace que podamos santificar a los demás con nuestro trabajo es Dios mismo. Cualquier ocupación de esta vida tiene una repercusión inmediata en los que nos rodean, en la familia, en los compañeros de trabajo, en los amigos; pero es la gracia santificante la que atrae a esas personas al amor de Dios. El buen ejemplo de nuestro trabajo bien hecho anima a los demás, pero es Dios quien pone el incremento.

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