miércoles, 21 de noviembre de 2012

Creo en Jesucisto




Me dicen que no te llame “Señor”, que tú has querido ser nuestro hermano y amigo, y nunca buscaste señoríos humanos.
Es cierto. Trataron de coronarte rey, ¿recuerdas? Aquella multitud que comió los panes y los peces te habrían llevado en volandas a Jerusalén si tú no hubieses huido.
Sin embargo, cuando estuviste a solas con los apóstoles y te inclinaste como siervo para lavarles los pies, al acabar, puesto en pie, dijiste:
―Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy.
También a mí me has lavado los pies cuantas veces que te lo pedí. Y has sido mi Siervo, mi Hermano, mi Amigo; mi único Señor.

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