―¿Y quién dice la gente que
es el Hijo del hombre?
―Mira, Señor, no te lo tomes
a mal, pero según el CIS, la mitad de los jóvenes españoles ni siquiera han
oído hablar de ti.
―¿Y los viejos?
―Ellos tenían que haber
hablado a los jóvenes; pero todavía hay quien dice que eres Juan Bautista, Elías
o algún profeta. O sea, lo mismo que cuando vivías en la tierra.
―¿Y el resto?
―¡Ah, el resto! Hemos
mejorado mucho en estos tiempos. Nuestros intelectuales tienen un alto concepto
de ti. Unos suponen que eres una imagen literaria símbolo del sufrimiento de
los marginados; otros, que fuiste el primer socialista. Dicen también que eres
una especie de hippie, un amante de la naturaleza y de los porros, precursor
del ecologismo. Lo que explicaste sobre la importancia de mirar las aves
del cielo y los lirios del campo ha dado mucho de sí. Claro que también te han
llamado revolucionario y te han colgado dos pistolas en el cinto… He oído que
eres un extraterrestre, un cantante de moda, un poeta revolucionario o un
juglar inofensivo según los casos… Y, en definitiva, casi nadie entiende qué
pintas aquí, en pleno siglo XXI.
―Y vosotros ¿quién decís que
soy yo?
―Tú eres mi Señor y mi
Amigo, el Hijo único de Dios.
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