martes, 20 de noviembre de 2012

Del cielo y de la tierra


He salido a cazar estrellas en el jardín. El cielo hierve de luces amarillas diminutas. De vez en cuando una nube viajera cubre un trozo del firmamento y me deja ciego.
Yo sé que hay otro universo más grande que éste, que se escapa al alcance de mis prismáticos. En vano trataría de buscarlo al otro lado de la bóveda celeste. Está aquí mismo, a mi lado. Me envuelve, me acaricia y me protege.
Trato de pensar en él. Si este mundo material, donde aún reina el pecado, encierra tanta belleza, ¿qué no será ese Paraíso invisible, creado por Dios para los ángeles?
¿Habrá montañas, desiertos, océanos, bosques, flores, aromas, playas…?
Mi ángel custodio se ríe y me promete una visita guiada cuando nos encontramos, al fin, cara a cara.

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