jueves, 6 de diciembre de 2012

Católica

Creo firmemente que nuestra Iglesia es Católica, es decir, Universal. y está llamada a extenderse de polo a polo, a integrarse en todas las culturas y pueblos de la tierra.
No creo en las capillitas ni en los corralitos. Sí creo en esos centenares de diócesis del mundo entero, a las que llamamos "Iglesias" porque en cada una de ellas vive la Iglesia Universal, una y única. En estas comunidades ―aunque muchas veces sean pequeñas y pobres o vivan dispersas―  está presente Cristo, quien con su poder constituye a la Iglesia una, santa, católica y apostólica.
La Iglesia Católica tampoco es el resultado de una suma de Iglesias particulares ni una federación de comunidades autónomas, sino una realidad universal, un solo pueblo unido por una misma fe, un mismo culto y un mismo Pastor.
No existe ―lo diré claramente― una iglesia vasca, castellana, catalana, corsa extremeña, siciliana o española. Por tanto no puedo creer en ellas. No seamos aldeanos. Hay sólo una Iglesia Santa que peregrina en el mundo entero, en cada diócesis y en cada cristiano.
San Ireneo, el gran obispo martir de Lyon, llegó a la Galia en el siglo II desde Esmirna, su país natal. Quizá dentro de no mucho tiempo vengan de nuevo a evangelizar Europa desde muy lejos, y tengamos un obispo africano en Madrid, un inglés en Bilbao o un chino en Gerona…
Que nadie se alarme: los pueblos caen, las civilizaciones se derrumban, las lenguas se dispersan o se confunden, pero la Iglesia ―Cuerpo de Cristo― seguirá siendo Una y Universal por los siglos de los siglos.

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