Sobre todo en la realidad de nuestro tiempo,
no debemos olvidar que un camino que conduce al conocimiento y al encuentro con
Dios es el camino de la fe. Quien cree está unido a Dios, está abierto a su
gracia, a la fuerza de la caridad. Así, su existencia se convierte en
testimonio no de sí mismo, sino del Resucitado, y su fe no tiene temor de
mostrarse en la vida cotidiana, está abierta al diálogo que expresa profunda
amistad para el camino de todo hombre, y sabe dar lugar a luces de esperanza
ante la necesidad de rescate, de felicidad, de futuro. La fe, en efecto, es
encuentro con Dios que habla y actúa en la historia, y que convierte nuestra vida
cotidiana, transformando en nosotros mentalidad, juicios de valor, opciones y
acciones concretas. No es espejismo, fuga de la realidad, cómodo refugio,
sentimentalismo, sino implicación de toda la vida y anuncio del Evangelio,
Buena Noticia capaz de liberar a todo el hombre.
dana winner my friend the wind
Hace 1 hora
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