Es santa, porque Cristo es
Santo y la Iglesia
es su Cuerpo y su Esposa.
Es Santa porque María
Santísima es madre y miembro excelso de la Iglesia.
Es Santa, porque tiene sus
raíces en el Cielo. La
Iglesia Triunfante está formada por millones de santos. Y su
número crece de día en día.
Entre esos triunfadores, los
Sumos Pontífices ha elevado a la gloria de los altares a miles de hombres y
mujeres de todas las épocas. También por ellos, la Iglesia es santa.
Lo es a pesar de los
pesares; a pesar de nuestras miserias y pecados. En la Iglesia Dios perdona
y santifica. La Iglesia
es santa y santificadora.
Y, entre los que todavía
peregrinamos en la tierra hay también miles de santos de todas las razas,
edades y condiciones; gentes que luchan con todas sus fuerzas por amar a Dios
con todo el corazón. En eso consiste la santidad.
No hay dos Iglesias: una
pecadora y tal vez corrompida, y otra limpia e inmaculada. La Iglesia pide perdón cada
día por los pecados de sus hijos. Cada día muere Jesús en la Cruz para lavar el rostro de
su Esposa.
La Iglesia es una Niña preciosa que me sonríe cada mañana. Por
defenderla de los que la maltratan daría la vida entera.
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